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¡Lágrimas de ceniza ya está en papel!

 ¡ Hola, familia ! Oficialmente la primera entrada del año en este blog llega casi a finales de febrero, efectivamente, pero por una buena causa. Lágrimas de ceniza ya está disponible en papel en las principales plataformas de venta de libros y librerías seleccionadas.  Y no va a ser la única protagonista de la jornada de hoy. ¡Vamos a ello! Toca empezar por el principio, y ese no es otro que haciendo honores a lo que acontece. Universo de letras ha publicado la edición en papel de mi última novela, misma editorial que hizo posible el lanzamiento en papel de Recuerda y Rododendro . Es un grupo editorial que además de ofrecer servicios de autopublicación, mantiene un acuerdo con el Grupo Planeta , motivo por el que ha sido posible lanzar estas versiones en papel. El formato de impresión es el mismo usado con Recuerda y con Rododendro , para respetar la continuidad en mis trabajos, mismo tamaño y mismo acabado en efecto mate. Ahora vienen las sorpresas.  Para la ocasión, hemos decidido

Mis lecturas de abril, con Tatiana Tibuleac y Nathan Filler


¡Muy buenas, familia

Primera semana de mayo, mi mes favorito y arrancamos por el blog con el repaso a mis lecturas del mes de abril. Como bien sabéis, los últimos 30 días han sido de auténtica locura, con muchos momentos personales de los que dejan huella, algunos no tan positivos, pero de todo se ha sacado un aprendizaje, y en general, el estreno de Lágrimas de ceniza ha sido maravilloso y estoy muy contento con lo que me ha traído. 

Y centrándonos en la materia del día, tengo que decir que ha sido realmente curioso, pero mis dos últimas lecturas han tenido algo en común, o más bien, varios elementos argumentales. Tanto una como la otra, basan el desarrollo de su trama en la superación tras la pérdida, la aceptación, y el luchar contra esos traumas. Sus protagonistas, dos chicos que echan la vista atrás, a su infancia y adolescencia, donde todo se torció, con una mirada al pasado. Y también, en ambos, la relación entre madres es uno de los ejes centrales. Pero vayamos desgranando un poco por separado.



1. El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes - Tatiana Tibuleac:

El viaje emocional que nos propone Tibuleac en esta obra es sencillamente desgarrador, con un arranque tremendamente incómodo, sucio y frío. Conocemos el conflicto entre el protagonista y su madre, conocemos lo que lo detonó, y poco a poco vamos comprendiendo los problemas a los que han ido haciendo frente, y a los que se enfrentarán a lo largo del verano.

Las narraciones en primera persona, y en pasado, suelen costarme. Que congenies con quien te cuenta la historia es importante, y no necesariamente hablo de verte reflejado o que ese narrador te caiga bien, va mucho más allá, es una conexión distinta, y en este caso, contra todo pronóstico, la sentí en menos de 20 páginas. La autora hace un trabajo impresionante plasmando el mundo interno de un enfurecido adolescente, y más aún cuando presenciamos toda una evolución página a página.

La historia trata temas de salud mental, enfermedades terminales y tragedias, la pérdida de seres queridos, y lo hace sin recrearse en el morbo o el drama fácil, trata con franqueza estas situaciones, estos procesos, y verdaderamente lo he disfrutado muchísimo. Estoy deseando volver a encontrarme con esta escritora europea.



2. La luna no está - Nathan Filler:

Mi segunda lectura fue una de las dos compras que hice el pasado día del libro. Ya comenté en alguna ocasión que mi ritual para celebrar este día tan literario, es perderme entre las calles de una librería (física o digital) y seleccionar uno o varios libros sin estudiarlos más allá de la temática y su portada, un poco por impulsos.

Sin darme cuenta, tiré de nuevo de una historia en la que el protagonista es un chico que intentará superar una pérdida, la de su hermano, un niño con necesidades especiales a quien adoraba y cuya ausencia notará más que sus propios padres, culpándose por seguir adelante sin él. En este caso, los problemas de salud mental irán más allá de lo meramente traumático, y hay serios asuntos a tratar, que una vez más, puedo asegurar que se hace de forma muy respetuosa, con documentación, pues el autor es un documentalista muy sensibilizado con labores sociales.

En esta historia, también se recurre a la narración en primera persona y en pasado, y he conseguido adentrarme en ese mundo retorcido de su protagonista, acompañarlo en todo el viaje de superación. Me ha gustado mucho un detalle que, como amante de los videojuegos, he encontrado muy cercano. El protagonista tiene una bonita relación con los videojuegos a lo largo de su crecimiento, que podemos ir midiendo en consolas, generaciones, géneros a los que juega, es muy gratificante encontrar este tipo de referencias sin que sean un elemento trascendental en la trama, simplemente recuerdos de niñez, de la familia y una afición más que nos acompaña también en los malos momentos.



No he tenido tiempo de leer más, puesto que el mes me ha tenido muy centrado en la promoción de la novela, contactando con muchísima gente, acudiendo a la radio, hablando con lectores, e incluso haciendo sorteos en redes sociales. Desde aquí aprovecho para comentaros que me he abierto cuenta de Instagram, ¡estoy de estreno! Podéis encontrarme por mi nombre completo, Rubén Aído Cherbuy.

Y poco más, esta semana estoy trabajando en mi vuelta a Videojuerguistas, con un artículo sobre un juego de terror que me apasiona y del que estoy deseando hablaros, y mientras tanto, seguimos preparando cosas para promocionar Lágrimas de Ceniza. Este mes además es mi cumpleaños, así que habrá que organizar algún sorteo, ¿no?

Ahora sí, me despido hasta la semana que viene, y nosotros nos vemos cada día por Twitter, y ahora también por Instagram.

¡Un abrazo, familia!

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